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Mostrando entradas de enero, 2012

Ni príncipes, ni sapos

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La vida suele ser completamente diferente de cómo la planeamos cuando éramos pequeños. Los cuentos que me leía mamá antes de dormir, que no fueron muchos afortunadamente, igual   terminaron por llenar mi cabeza de ideas bastante mágicas pero para nada lógicas. Mi madre, en vez de leerme los típicos cuentos de princesas rescatadas por príncipes para hacerme dormir, prefería encender la lamparita de Hello Kitty de mi pequeña mesita de noche, sentarse a mi lado y juntas empezar a recitar casi de paporreta todos los países del globo terráqueo y sus respectivas capitales, hasta quedarme dormida. No tengo noción de en qué momento logré aprenderlas todas, ni   mucho menos en qué momento las olvidé; ya que ahora sólo logro recordar unas cuantas, para mi mala suerte. Lo que si recordaré por siempre es la sensación tan extraordinaria que experimentaba a su lado y la forma tan orgullosa de cómo ella me observaba. Debo agradecerle a mi querida mamá que ahora me cuida desde el cielo, el