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Mostrando entradas de 2012

Cuando el pasado ronda dos veces...

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Me topé con mi pasado hace ya unos cuantos meses. Nadie lo buscó, nadie lo planeó, sólo sucedió. Algunos dicen que recordar es volver a vivir, yo prefiero volver a vivir, siempre  que se pueda, y no solamente optar por recordar. Este capítulo de la historia tenía nombre y apellido, el cual no mencionaré para evitar infartos repentinos, ni cargos de conciencia posteriores. Tranquilo, tu nombre está seguro conmigo, siempre lo estuvo, lo sabes. Mi pasado mencionó algo como: "estoy esperando a que escribas sobre mi", a lo que ipso facto pensé: "Este güey se cayó, y de cabeza". Luego de cierto tiempo y sin pensarlo demasiado heme aquí escribiendo, y justamente de ti. Se dice que las cosas repentinas se disfrutan mejor y en eso estoy completamente de acuerdo, yo no soy del todo experta haciendo planes, es un hecho. Sólo puedo afirmar en mi defensa que no fue calculado, ni pautado, sólo vivido y completamente irreal. Fue una de aquellas noches en que

No todo es lo que parece...

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Era una fría tarde de invierno, mientras aquella extraña mujer vestida siempre de negro, contemplaba tristemente el horizonte lejano a través del cristal de la ventana. Era delgada, de tez muy pálida y su rostro parecía angelicalmente triste. Todas las tardes de fin de semana se sentaba en la misma mesa,  acompañada de una taza de té negro con vainilla, y su mirada se perdía en la profundidad de la distancia.  Aquel ritual duraba exactamente una hora, luego se levantaba lentamente y se marchaba, siempre con aquella mirada perdida y sumergida en algún mundo bastante  lejano al de donde ella en realidad vivía. Pasaron unos meses desde que llegué a esta ciudad y la vi por primera vez en aquel lugar. Recuerdo que tenía unas clases muy tediosas los fines de semana y necesitaba pasar antes por un café para terminar unas tareas pendientes y al mismo tiempo evitar parecer un zombie andante en medio de una ciudad que estaba a punto de volverme loca.  Ella siempre llegaba c

Un invento llamado dinero

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Cuando era niña mi madre me regaló una alcancía roja de cerámica, tenía forma de un cerdito con un agujero en el lomo. Me dijo que si lo alimentábamos con monedas hasta que éste reventara, luego podría comprar lo que quisiera con el dinero ahorrado. Supongo que era una buena forma de inculcarme el hábito del ahorro, y creo que funcionó. Lo que no me contó en ese momento debido a mi inocencia, era de lo que las personas podían ser capaces de hacer por conseguir dinero. Descubrí que existe un mundo completamente diferente, mucho más diferente aún del que yo hubiera podido imaginar. Descubrí que el hombre inventó una especie de papel con un tamaño y denominación específica, al cual le llamamos dinero y que hace posible conseguir lo que la mente más caprichosa y superficial pudiese desear. Descubrí que el mundo se mueve en base al dinero, y que no importa cuánto dinero tengas, siempre querrás más. Descubrí que ganar dinero puede ser muy fácil, pero no siempre será de la manera correct

¿Celos, Amor o un simple Sentido de Propiedad?

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Y un buen día desperté y me levanté con la mayor buena onda del mundo, dejé de lado los noticieros sensacionalistas que acostumbro ver en las mañanas, para darle paso a esa emisora radial que me levanta el ánimo en menos de un microsegundo y tiene la fabulosa capacidad de embriagarme con una sensación de libertad absoluta, me activa y hasta me entran unas ganas inmensas de tonear como demente en cualquier discoteca tipo Gotica, Aura, Bizarro u otro antro de moda. Acto seguido, me sumergí en una de esas deliciosas duchas calientes, cantando y bailando al son de la música mismo Latin American Idol en versión fotocopia barata, sin la voz, ni la coreografía, ni la vestimenta ni nada que se le asemeje. Pero ahí estaba yo y sentía que podía conquistar el mundo si me lo proponía. No imaginaba que esos efímeros momentos de felicidad completa desaparecían antes de lo esperado. Llegué a aquella reunión, regia, imponente y super fashion (bueno dejenme alimentar un poco mi ego pues). Me reuní

Cuando miras hacia atrás, ¿Qué sientes?.

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Andaba sumergida junto con una buena amiga a la que arrastré a mis profundidades existenciales, como es de costumbre, con el endeble argumento que nunca falla: ¡¡¡Wevona, estoy en el hoyo!! ! “I need to talk right now ”, en una de esas tardes en donde se te antoja filosofar de todo y de nada a la vez, en donde los porqués están a la orden del día, y en donde buscas una respuesta aunque sea la más ilógica para todo, hasta para lo más intrascendente del universo. ¿Por qué el huevo fue antes que la gallina?, ¿por qué tenemos que depilarnos las mujeres y no los hombres?, ¿Por qué no existen insecticidas para las perras-robamaridos?, ¿por qué el maldito stress me saca granos y ahuyenta a mis víctimas, digo a mis pretendientes?, ¿por qué sigo soltera?, ¿por qué esa cucufata tiene novio?, ¿por qué a esa maldita se le ve regia, si tiene como 3 años más que yo?, ¿por qué esto y por qué el otro y más porqués?, que podría seguir mencionando y llenar diez mil hojas, pero creo que nunca termin

Pequeñas historias de medianoche

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Y un buen día, el amor se cansó de observar la tristeza y el enorme vacío en el corazón de la joven y decidió acercarse. ¿Por qué dejaste de creer en mí? - le preguntó de pronto el amor a la joven. Creía en ti, te sentía en lo más profundo de mí ser, te podía ver en todos lados. Te reconocía en las miradas de los enamorados, te veía en las caricias de las madres a sus hijos, en los abrazos de los amigos, te encontraba en las parejas de ancianos que caminaban de la mano por el parque, te sentía dentro de mí y era maravilloso. De repente, un buen día me encontré en medio de dos caminos, no tenía idea de cuál tomar así que opté por el más rápido. Fue fácil, no lo niego y me gustó llegar pronto. Me sentí muy inteligente por la decisión tomada. Pero algo pasó en aquel camino mientras lo recorría, algo dentro de mi cambió. Al ser el camino tan corto, no necesité ninguna clase de esfuerzo y me fui enfriando por dentro. Y fue así, que mi corazón se desconectó, dejó de senti

De lo mágico a lo real, de lo real a lo superficial y viceversa.

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Creo ser plenamente consciente del momento exacto en que aquella chica dulce, tierna y llena de ilusiones inició el inevitable cambio, que comenzó silenciosamente para terminar gritándolo a través de los poros de su propio cuerpo. Eran tiempos celestiales para aquella joven, quien vivía en un mundo que nada tenía que ver con la realidad. Siempre protegida dentro de su propia burbuja, que le fue creada para mantenerla a salvo, sin imaginar que el mundo de allá afuera era tan diferente de cómo ella pensaba, de cómo se lo habían hecho creer.   Pasó la mayor parte de su niñez y su adolescencia dentro de un universo casi mágico, conoció la felicidad y la disfrutó por mucho tiempo pensando ilusamente que sería eterna. Pero como toda historia ficticia que se basa en situaciones endebles tiene siempre un final, que no será el esperado, pues la vida no se trata de un cuento de hadas; aquella joven conoció de pronto y de manera inesperada el profundo dolor y la soledad má

El espectáculo de mi vida

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Una semana antes de mi Happy Birthday publiqué en mi twitter una frase que sin saberlo marcaría mi vida por completo: @pattygvillar: “Exactamente a una semana de mi cumpleaños empezaré a cometer todos los errores habidos y por haber antes de tener un año más de experiencia”. Quién iba a pensar que aquella inocente afirmación tendría un impacto apocalíptico en mí. Quién podría imaginar que la cumpliría al pie de la letra. A quién se le iba a ocurrir que cometería los peores errores, y todos en una sola noche.  Y es que tengo esa maldita obsesión por querer hacer siempre las cosas bien. Y cuando la cago, pues también la “cago bien”. La vida era perfecta, el mundo me sonreía, el sol salía todos los días para recordarme lo feliz que era, hasta escuchaba a los pajaritos cantar por las mañanas y no me estresaban, sino todo lo contrario; incluso mientras caminaba tarareaba la melodía I´m walking on sunshine ohhh. Estaba siendo el verano perfecto. Debí sospechar que demasiada fe

La cruda realidad

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La cruda realidad es que cuando alguien te dice TE AMO y no lo demuestra, es porque no lo siente. La cruda realidad es que cuando alguien te toma como "una de sus opciones", es porque realmente no sabe lo que quiere. La cruda realidad es que cuando alguien se va, es porque no es para ti. La cruda realidad es que las palabras no significan nada sino están acompañadas de hechos. La cruda realidad es que no puedes sembrar algo a costa del sufrimiento de otra persona. La cruda realidad es que creemos lo que queremos creer, y escuchamos lo que queremos oír. La cruda realidad es que cuando alguien te miente dos veces, es muy probable que lo vuelva a hacer. La cruda realidad es que tenemos "todo" para ser felices y no lo vemos. La cruda realidad es que fue demasiado tarde... cuando me di cuenta.

El curso natural de las cosas

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  “Si la vida nos da limones, hagamos limonada”. “Si te caes siete veces, levántate ocho”.   “Cuanto más grande la dificultad, mayor la gloria”. Estas son algunas de las típicas frases que supuestamente nos sirven de almohada cuando atravesamos momentos difíciles y pretendemos   sentirnos positivos; aunque por dentro tengamos el corazón hecho trizas, los ánimos por los suelos, la ansiedad multiplicada por mil y la bipolaridad a flor de piel. Y claro estas alteraciones no sólo se sienten internamente sino que son casi imposibles de ocultar por fuera, haciéndonos lucir como verdaderos zombies come cerebros deambulando a través de la vida cotidiana. En mi caso, me sentía como un zombie intentando sobrevivir en un mundo que seguía   girando, a pesar de mi desánimo,   y que no por ello dejaría de hacerlo. Intentaba parecer normal, reír cuando me era casi imposible,   salir cuando lo único que deseaba era dormir por días para olvidarme del mundo, y todo aquello lo hice con la mayor perfe

Ni príncipes, ni sapos

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La vida suele ser completamente diferente de cómo la planeamos cuando éramos pequeños. Los cuentos que me leía mamá antes de dormir, que no fueron muchos afortunadamente, igual   terminaron por llenar mi cabeza de ideas bastante mágicas pero para nada lógicas. Mi madre, en vez de leerme los típicos cuentos de princesas rescatadas por príncipes para hacerme dormir, prefería encender la lamparita de Hello Kitty de mi pequeña mesita de noche, sentarse a mi lado y juntas empezar a recitar casi de paporreta todos los países del globo terráqueo y sus respectivas capitales, hasta quedarme dormida. No tengo noción de en qué momento logré aprenderlas todas, ni   mucho menos en qué momento las olvidé; ya que ahora sólo logro recordar unas cuantas, para mi mala suerte. Lo que si recordaré por siempre es la sensación tan extraordinaria que experimentaba a su lado y la forma tan orgullosa de cómo ella me observaba. Debo agradecerle a mi querida mamá que ahora me cuida desde el cielo, el