Pequeñas historias de medianoche
Y un buen
día, el amor se cansó de observar la tristeza y el enorme vacío en el corazón
de la joven y decidió acercarse.
¿Por qué
dejaste de creer en mí? - le preguntó de pronto el amor a la joven.
Creía en
ti, te sentía en lo más profundo de mí ser, te podía ver en todos lados. Te
reconocía en las miradas de los enamorados, te veía en las caricias de las
madres a sus hijos, en los abrazos de los amigos, te encontraba en las parejas
de ancianos que caminaban de la mano por el parque, te sentía dentro de mí y
era maravilloso.
De repente,
un buen día me encontré en medio de dos caminos, no tenía idea de cuál tomar así
que opté por el más rápido. Fue fácil, no lo niego y me gustó llegar pronto. Me
sentí muy inteligente por la decisión tomada. Pero algo pasó en aquel camino mientras
lo recorría, algo dentro de mi cambió.
Al ser el
camino tan corto, no necesité ninguna clase de esfuerzo y me fui enfriando por
dentro. Y fue así, que mi corazón se desconectó, dejó de sentir. Creo que está
en una especie de trance, dormido, ausente, vacío.
No creo
ser la única. Todos los que siguieron por ese camino también están así. Dejamos
de pensar con el corazón y optamos por pensar sólo con la cabeza, lo cual nos
resultó mucho más sencillo, más simple, menos complejo. Nos olvidamos que ambos,
corazón y mente, deben ir de la mano; dejamos de usarlo y fue así como se fue
marchitando.
Luego de
una pausa, la joven prosiguió:
Me di
cuenta de algo más- le dijo al amor.
El lugar
al que me llevó el camino corto no es el mismo de a donde debía llegar. Tomé un
atajo pensando que llegaría a donde yo quería, pero me equivoqué. Estoy perdida
con esta gente que se perdió al igual que yo. Aquí no hay miradas de amor entre
las parejas, sólo placer. Aquí no hay sacrificios por amor, aquí sólo hay
conveniencia. Aquí no hay lugar para el amor verdadero, porque no les permite
pensar con claridad, y eso es la máxima absoluta en este lugar. Aquí no hay
espacio para el amor. Es por eso que ya no te encuentro ni te siento y es por
ello que dejé de buscarte. Me convertí en una más de estos entes pensantes sin
sentimientos.
El amor
después de escucharla atentamente, la miró y le dijo:
¿Y por qué
crees que te estás cuestionando todo esto ahora?. Después de todo lo que me has
revelado, ¿aún te crees igual que ellos?
Ella lo miró, entendió y sonrió después de mucho tiempo.
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