A veces...
La vida es demasiado corta para dejarte llevar por el miedo
A
veces se me da por escribir, creo que en cierto modo es un medio para
desahogarme, para que los pensamientos no mueran en mi cabeza, no se atraganten en
mitad de mi garganta y finalmente salgan para convertirse en historias.
A veces se me da por hablar sola, inventar anécdotas mucho más entretenidas que
la realidad misma, jugar con el doble sentido y permitirme salir un poco del libreto
de vez en cuando, ¡Qué importa si en ocasiones me tildas de "loca"!
A veces se me da por bailar, en el baño, en mi cuarto, en la cocina y hasta en la
calle, en donde me provoque. Siento que mi alma disfruta el dejarse llevar, se
libera y, ¿Quién soy yo para privarla del goce que la danza produce?
A veces se me da por viajar, escapar de la rutina y descubrir todo por primera
vez como lo hacen los niños, despertar en un lugar nuevo y olvidarme de los
"tengo que hacer esto u otro" de siempre. Sentir que camino por el
mundo a mi antojo, libre y sin presiones, enfocándome en esos pequeños detalles
que hacen maravillosa la vida.
A veces se me da por la contradicción, adoro la adrenalina que produce el
saltar desde 400 pies de altura hacia el vacío sujetada tan solo por una cuerda y
al mismo tiempo necesito de la tranquilidad de un bello atardecer en la playa.
Me fascina el esfuerzo físico de una dura rutina de entrenamiento y a la vez me
seduce la serenidad de una clase de yoga. Me encanta desvelarme bailando hasta
el amanecer y también adoro dormir temprano sin tener más que hacer.
A veces se me da por experimentar, por hacer cosas nuevas solo por el hecho de probar, puedo pintar algunos cuadros sintiéndome un
tanto inútil y aún así, nunca dejo de intentar. Y si te digo que actúo tampoco lo creerías, y si te digo que canto, quizás no me quieras ni escuchar, y sabes, ¡Haces
bien! Y es que nadie dijo que tenía que hacerlo perfecto, ¿O si? Mi idea de
vida es simplemente disfrutar, que ya bastante exigente es el mundo con todos
para dejarme arrastrar.
Y casi siempre se me da por engreírme, un café de fondo y unas barras de dulce, una copa de vino y la música que me provoque, un día entero
marmoteando en la cama sin preocuparme de nada, una maratón de Netflix de esas que te dejan con los ojos reventados y el cerebro atiborrado, un antojo satisfecho es un
regalo que no tiene precio.
La vida es demasiado corta para dejar las cosas sin hacer, para cumplir
absurdas reglas que no te hacen feliz, la vida es demasiado corta para
postergar planes, sacrificar sonrisas y quedarse con las ganas.
Y ya se me van agotando los miedos, a veces suelo mirar hacia atrás y me observo en
aquella época con la cabeza llena de ideas que no me pertenecían, intentando
satisfacer a todos menos a mi misma, dejando escapar la vida, mi vida. Ya no
tengo miedo de mostrar mis sentimientos, me río de mi misma, me vale madre
hacer el ridículo si me place, lloro cuando las lágrimas me brotan y me
re-descubro todos los días, porque la vida es demasiado corta y cuando menos te lo esperas, te encuentras mirando hacia atrás anhelando haber hecho cosas que ahora no puedes, o no tienes tiempo, o simplemente ya es demasiado tarde.
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