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En la doliente soledad del domingo...

Aquí va un poema de Gioconda Belli que me gusta mucho. Tumbada en mi cama sin ánimos de moverme ni de ir a ninguna parte lo leo, lo releo e imagino. Aquí estoy, desnuda, sobre las sábanas solitarias de esta cama donde te deseo. Veo mi cuerpo, liso y rosado en el espejo, mi cuerpo que fue ávido territorio de tus besos; este cuerpo lleno de recuerdos de tu desbordada pasión sobre el que peleaste sudorosas batallas en largas noches de quejidos y risas y ruidos de mis cuevas interiores. Veo mis pechos que acomodabas sonriendo en la palma de tu mano, que apretabas como pájaros pequeños en tus jaulas de cinco barrotes, mientras una flor se me encendía y paraba su dura corola contra tu carne dulce. Veo mis piernas, largas y lentas conocedoras de tus caricias, que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes para abrirte el sendero de la perdición hacia mi mismo centro, y la suave vegetación del monte donde urdiste sordos combates coronados de gozo, anunciados por d

Escribir es mantener controlado el recuerdo – Herta Müller.

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Me quedé pensando en ciertas cosas de mi vida que me sucedieron aquel fatídico fin de semana, en donde hice de todo sin acordarme de nada. Me quedé experimentando ese sabor amargo que me dejó en el cuerpo durante los días siguientes. Me quedé queriendo huir de los pensamientos que se atiborraban en mi mente sin control. Me quedé queriendo ignorar todas las voces que me llenaban el alma de dudas e inseguridades. Y me quedé intentando, porque no pude lograrlo. No pude aplacar las voces, no pude ignorar las sensaciones, no pude huir de las consecuencias, no pude callar a mi conciencia. Cuando llegas a un punto en que haces cosas que nunca hubieras hecho y dices cosas que nunca hubieras dicho, es momento de un cambio. Cuando llegas al punto de sabotear tu propia vida sin control alguno, es momento de cambiar de sendero y mirar hacia otro lado. Cuando llegas a un punto crítico, es momento de tomar decisiones críticas. Y es que definitivamente no era yo aquella noche. Era otra persona act

Sólo quería un café con poca azúcar

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“Solo quería un café con poca azúcar, quizá un crousant. No iba por la tertulia o el filtreo. Juro por Dios que sólo fui por un café, pero te vi”. En mi caso, sólo fui por una copa.   Y mi mundo perfectamente calculado empezó a desmoronarse hasta que se hizo pedazos, los cuales restauro presurosamente para engañar a mi mente y a mi corazón de que todo sigue tal cual como estaba. Que nada ha cambiado y que sigo siendo la misma chica dura que un día cualquiera decidió que en su corazón no albergaría a nadie, por más que ese alguien tuviera la osadía de querer entrar. La vida es mucho más sencilla cuando vives al máximo disfrutando a cada minuto de tu soledad, de tu propia compañía, de tus amistades y de tu tranquilidad. No experimentas esos extraños sentimientos que reciben el nombre de “celos”. Si, esos que te deforman los pensamientos y te flagelan el corazón en silencio. Tampoco sientes esas extrañas mariposas en el estómago, cada vez que escuchas su nombre o ves su número timbrand

Fantasía o Realidad

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Que arroje la primera piedra quien no ha tenido alguna sensual fantasía alguna vez en su vida. Que señale con el dedo acusador quien no se imagino en algún momento algo descabelladamente excitante con respecto a alguien. Que encienda la hoguera quien no sintió deseo por alguna situación que sólo estaba en su imaginación. Y es así como surgen las fantasías sexuales en la vida de las personas. Porque son sólo eso, simples fantasías que no llegarán a convertirse en realidad. Y, porque probablemente en la realidad no serían tan excitantes como las imaginamos. Quien no ha tenido la fantasía de hacer el amor en la playa, o en el ascensor, o con su masajista. Se me vienen a la mente miles de fantasías contadas por mis amigas, algunas más “sweets” y otras más alucinantes, que vagan por la mente de las personas. Pero lo que voy a contarles pasó de ser una simple e inofensiva fantasía al punto de casi convertirse en la pura realidad. Allí estaba mi mejor amiga, narrándome casi incrédula y

De sueños y pesadillas

Hoy desperté con una sensación de esperanza. Sentí que me era posible mirar hacia adelante sin cargar con el peso del pasado. Sentí que tenía motivos suficientes para sonreír. Sentí unas ganas inmensas de abrazar a mi padre, y tuve la suerte de poder hacerlo cuando fue a saludarme por la mañana. Estoy despertando de un sueño que se volvió pesadilla, estoy tratando de comprender ciertas acciones y asimilando otras, estoy intentando no juzgar sino comprender, estoy intentando no odiar sino perdonar. Estoy intentando vivir y no sobrevivir. La vida es sueño, como escribió Calderón de la Barca. Y algunos sueños se vuelven pesadillas. Pero la mejor parte de las pesadillas, es que cuando despiertas se terminan. Pero ten cuidado. Si no estás bien despierto, te vuelves a dormir y puedes seguir soñando con la continuación de la pesadilla. Y eso, definitivamente a nadie le gusta. Despierta por completo, analiza y haz una retrospección de lo que has vivido, detecta en qué fallaste, qué es lo que

SE BUSCA... ¿En verdad se busca?

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Busco a alguien que me quiera, y no solamente me desee Busco a alguien que me comprenda, y no me juzgue Busco a alguien que en mis momentos de pánico histérico pueda sacarme una sonrisa Busco a alguien con quien reír sin tener que fingir Busco a alguien que descifre mis pensamientos con solo mirarme, y me entienda Busco a alguien con quien compartir mi vida, y no que me solucione la vida Busco a alguien que me diga bonita y no sexy Busco a alguien que me estremezca con su mirada y me haga sentir viva Busco a alguien que me engría, y a la vez sepa ponerme límites Busco a alguien que me respete y no intente dominarme Busco a alguien que me conozca, y me acepte. En un principio pensaba que la búsqueda sería medianamente difícil, y no quiero utilizar la palabra imposible, ya que creo en el amor y en las cosas buenas que pueden hacerse en su nombre. Porque he conocido parejas hermosas y felices y hasta he sentido eso que se llama “envidia de la buena”, claro, si es que ese término en verda

Frases, Frasesitas, Frasesotas

Últimamente tengo una frase recurrente en mi mente. Una de esas frases trilladas que riman bonito y si las repites lo suficiente te hacen sentir mejor: -          “Dicen que las cosas suceden por algo” – con eco incluido para darle el peso y la seriedad del asunto. -          “Por algo pasan las cosas hija” – solía decirme mi madre. -          “Dios sabe por qué hacer las cosas” - se lo escuchaba a mi abuelita que en paz descanse. Lo cierto es que llevo un par de días repitiéndome incansablemente la frasecita bendita esa, y no me funciona ni por milagro divino. Me la repito como disco rayado, la repito en forma de oración inconsciente, como cuando niña rezaba el Padre Nuestro y no tenía ni idea de lo que estaba rezando, mi mente la repite sin yo darme cuenta, inclusive hasta le he puesto un tonito musical; pero nada, no logro hacer que funcione. Sigo deseando borrar el pasado, sigo deseando despertar en otro cuerpo con otra vida de película, sigo deseando retroceder el tiempo. Llev

Desvaríos de una extraña mañana

Todos, en algún momento de nuestras vidas, intentamos lograr el equilibrio en determinados aspectos. Quien no se ha hecho alguna de estas preguntas típicas en los momentos de incertidumbre: Porque estamos en este mundo?, Cuál es nuestra misión?, Cómo encuentro la felicidad?, Cómo logro estar en paz conmigo mismo?, estoy haciendo bien en tal o cual cosa?... Pero así de rápido como vienen a nuestra mente estas preguntas, también se van. Ese es el error. Si nos detuviéramos un poco a pensar en todo ello que nos aflige, sin tratar de disipar el momento de angustia con alguna salida frívola como una noche de disco o una salida a un bar, con bomba y borrada de cassette incluida, afianzando aún mas la idea de “no quiero pensar, y como no quiero pensar, bebo en cantidades industriales, para olvidar”.Y olvido, no solo el momento de angustia, sino hasta la misma noche de la salida. Porque suele pasar que llegamos al antro elegido, comenzamos a beber, y experimentamos esa sensación de euforia que