Frases, Frasesitas, Frasesotas
Últimamente tengo una frase recurrente en mi mente. Una de esas frases trilladas que riman bonito y si las repites lo suficiente te hacen sentir mejor:
- “Dicen que las cosas suceden por algo” – con eco incluido para darle el peso y la seriedad del asunto.
- “Por algo pasan las cosas hija” – solía decirme mi madre.
- “Dios sabe por qué hacer las cosas”- se lo escuchaba a mi abuelita que en paz descanse.
Lo cierto es que llevo un par de días repitiéndome incansablemente la frasecita bendita esa, y no me funciona ni por milagro divino. Me la repito como disco rayado, la repito en forma de oración inconsciente, como cuando niña rezaba el Padre Nuestro y no tenía ni idea de lo que estaba rezando, mi mente la repite sin yo darme cuenta, inclusive hasta le he puesto un tonito musical; pero nada, no logro hacer que funcione. Sigo deseando borrar el pasado, sigo deseando despertar en otro cuerpo con otra vida de película, sigo deseando retroceder el tiempo.
Llevo ya varios días asimilando, mejor dicho intentando asimilar, pero esta vez no ha sido tan fácil como en otras ocasiones. ¿Será que esta vez la embarré completamente? Se me hace pesadamente difícil no darle vueltas al mismo asunto sin preguntar ¿por qué a mí? – cual quejido de víctima miserable. Pero a estas alturas ya nada funciona. La frase: “por algo pasan las cosas” ya no me sirve de tónico adormecedor. Ya no aplaca las angustias ni trae esperanzas. Ya no me hace vislumbrar un futuro sin examinar el presente.
Sin embargo, no puedo restarle crédito a la frasecita, pues durante muchos años me sirvió de colchón para el alma. Y vaya que funcionó, pues sino no estuviera escribiendo mis insanías y hasta con un cierto tono anecdótico; y me hubiera convertido en una reverenda amargada. Que no dista mucho de lo que realmente soy, pero llena de un positivismo extremo que me salva de ser una auténtica bruja.
Y aquí estoy ahora, examinando mi existencia y dándome cuenta que no basta con decir: “las cosas suceden por algo” y listo, por arte de magia se deja de pensar y se espera que sucedan otras cosas que alivien las anteriores. No basta con adormecerme con la frase y sentarme a esperar. No basta!, como dice la canción anticucha de Guillermo Dávila. Tengo que actuar.
Hay algo de cierto, obviamente todo en este mundo tiene un plan divino, pero eso no significa que me siente a esperar todo lo que el universo tiene preparado para mí. Soy yo quien debo de forjar mi destino, elegir, decidir, hacer o dejar de hacer. Y de ello dependerá lo que venga después.
En mi mente sigue dando vueltas la frase “por algo pasan las cosas”, y me digo a mi misma – si, por algo pasan, “para que aprendas pues cojuda”. Y no sigas cometiendo las mismas estupideces de siempre. Ahora la fucking frase ha sido reemplazada por otra y empiezo a repetirme “para que no sigas cometiendo las mismas estupideces de siempre”… y no saben cómo cambia el panorama.
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