Fantasía o Realidad
Que arroje la primera piedra quien no ha tenido alguna sensual fantasía alguna vez en su vida. Que señale con el dedo acusador quien no se imagino en algún momento algo descabelladamente excitante con respecto a alguien. Que encienda la hoguera quien no sintió deseo por alguna situación que sólo estaba en su imaginación.
Y es así como surgen las fantasías sexuales en la vida de las personas. Porque son sólo eso, simples fantasías que no llegarán a convertirse en realidad. Y, porque probablemente en la realidad no serían tan excitantes como las imaginamos.
Quien no ha tenido la fantasía de hacer el amor en la playa, o en el ascensor, o con su masajista. Se me vienen a la mente miles de fantasías contadas por mis amigas, algunas más “sweets” y otras más alucinantes, que vagan por la mente de las personas.
Pero lo que voy a contarles pasó de ser una simple e inofensiva fantasía al punto de casi convertirse en la pura realidad.
Allí estaba mi mejor amiga, narrándome casi incrédula y hasta con cierta emoción lo que le había sucedido en aquella cita.
Ahí estaba yo y mi cita médica para una futura operación netamente superficial que correspondía más a ensalzar mi ego, que a una verdadera necesidad de salud.
Sentada en la camilla esperando a mi doctor para el examen médico correspondiente, siento que se abre la puerta y lo veo por primera vez en todo su esplendor. Alto, risueño, con esos ojos verdes impactantes y con toda la buena onda del mundo. Inmediatamente supe que sería mi cirujano elegido.
Dicen que es muy importante elegir bien a tu cirujano, y que debe ser una persona que te inspire confianza y tranquilidad, puesto que de eso dependerá el éxito de los resultados.
Así empezó mi travesía por este pequeño capítulo de mi vida. Operación, post operatorio, dolor y recuperación. Todo iba de maravilla, disfrutaba mucho mis chequeos médicos pues mi doctor era el mejor y además siempre sabía cómo sacarme una sonrisa con sus ocurrencias y su buena vibra. Debo confesar que mi doctor alguna vez formó parte de mis secretas fantasías.
Hasta que llegó el día “D”. Había postergado bastante mi chequeo por motivos de viaje, por mucho trabajo en la oficina y poco tiempo para ir a la consulta, y hasta por mera flojera de tener que esperar entre las pacientes a que llegara mi turno. Pero ese día no pude evitar que el destino me hiciera cómplice de sus caprichos. Llegué a la consulta con mucha prisa y sin ánimos de esperar demasiado porque tenía una cita posterior con una amiga argentina que me estaba esperando.
Recuerdo que me acerqué a la enfermera y le pregunté si podía regresar otro día, y ella me hizo el favor de apresurar mi turno para que no perdiera por enésima vez la cita.
Estuve esperando casi 15 minutos a que el doctor se desocupara, así que aproveche para despedirme por celular de mis hermanos que se iban de vacaciones a Europa.
Y ahí estaba, hablando por celular muy plácidamente y con la bata puesta recostada en la camilla, cuando de pronto entró mi doctor y con voz fuerte me soltó uno de los primeros coqueteos de la noche. No puedo olvidar esos ojos y la forma como me miró aquella noche.
Ya recostada en la camilla, empezó con los masajes de rutina. Eso pensaba yo, pero los masajes eran diferentes, los roces también y las miradas también. Intenté respirar y calmarme ya que de repente yo estaba imaginando cosas y todo podía estar simplemente dentro de mi cabeza. Luego, el doctor hizo algo que confirmaría mis sospechas. Empezó a rozar lentamente cada uno de mis pezones con sus dedos mientras me preguntaba cómo iba mi sensibilidad, pero su mirada era delatadora. Sentía que me estaba deseando. Solo atiné a decirle que bien, aunque por dentro estaba a punto de explotar. Estaba con mi cirujano, aquel con quien había tenido tantas fantasías, esta vez en la vida real, en vivo y en directo.
Me miró a los ojos y me dijo que al parecer todo estaba bien. Luego me dijo algo que yo no me esperaba y menos ahí tendida y con las hormonas a mil a punto de estallar.
Ya para este momento, su rostro estaba muy cerca de mis pezones y su miraba buscaba una aceptación que sabía que llegaría. Me dejé llevar, y le dije que sí, que podría probar mientras un calor embargaba todo mi cuerpo.
No había terminado ni de pronunciar la frase, cuando sentí el calor de los labios de mi doctor mojando mi pezón derecho y su lengua jugueteando mientras comenzaba a succionar cada vez con más intensidad. Luego, como en un ritual, paso a hacer lo mismo con el izquierdo, todo tan lenta y deliciosamente que para mí era la gloria completa. Yo sólo atiné a cerrar mis ojos dejándome embargar por ese estado de excitación continuo que me estaba provocando. Cuando menos lo esperaba sentí sus labios rozando los míos y su lengua había invadido ya mi boca. Eran los besos mas apetitosos y jugosos que había sentido en mi vida, sus manos acariciando mis senos, mi corazón latiendo a mil, estaba completamente húmeda y deseándolo todo.
Empecé a temblar, no podía creer lo que estaba sucediendo y tuve que parar. El doctor, con una actitud de lo más natural y pícara, caminó hacia su escritorio, cogió una libreta de notas y apuntó mi número de celular y me dijo:
Aún podía sentir el latido de mi corazón, mientras veía con discreción la sombra que se vislumbraba en su pantalón.
No he regresado aún a mi próxima cita, sigo postergándola en busca de alguna señal del universo que me indique que debo hacer. Sólo puedo decir que es una de las pocas fantasías que he cumplido, que se han hecho realidad y no sé qué hubiera pasado si no tomaba el control de la situación.
Por otro lado, la ética profesional de mi querido doctor ha caído lo más bajo que se puede esperar. No podría recomendarlo a ninguna amiga ni enemiga. Qué pasará por la mente de este hombre que se juega su profesión por una simple calentura. Qué pasará con las otras pacientes. Qué pasará con sus otros instintos. Me pasó a mí, y no puedo negar que lo disfruté muchísimo. Pero también soy consciente que no es normal que estas cosas sucedan. Y creo que no todas lo hubieran disfrutado. Porque las fantasías deberían ser sólo eso ¿No Pat?, simples fantasías alejadas de toda realidad.
No supe qué decir, y pasó algo de tiempo para que yo pueda asimilarlo y darle una opinión sincera a mi querida amiga protagonista de esta pequeña aventura.
Y es así como surgen las fantasías sexuales en la vida de las personas. Porque son sólo eso, simples fantasías que no llegarán a convertirse en realidad. Y, porque probablemente en la realidad no serían tan excitantes como las imaginamos.
Quien no ha tenido la fantasía de hacer el amor en la playa, o en el ascensor, o con su masajista. Se me vienen a la mente miles de fantasías contadas por mis amigas, algunas más “sweets” y otras más alucinantes, que vagan por la mente de las personas.
Pero lo que voy a contarles pasó de ser una simple e inofensiva fantasía al punto de casi convertirse en la pura realidad.
Allí estaba mi mejor amiga, narrándome casi incrédula y hasta con cierta emoción lo que le había sucedido en aquella cita.
- Cálmate - le dije. Y cuéntame todo desde el principio para que yo pueda entenderte.
- Te lo contaré todo con lujo de detalles Pat – me dijo ya más calmada. Y Comenzaré por el principio para que puedas entenderme y no juzgarme.
Ahí estaba yo y mi cita médica para una futura operación netamente superficial que correspondía más a ensalzar mi ego, que a una verdadera necesidad de salud.
Sentada en la camilla esperando a mi doctor para el examen médico correspondiente, siento que se abre la puerta y lo veo por primera vez en todo su esplendor. Alto, risueño, con esos ojos verdes impactantes y con toda la buena onda del mundo. Inmediatamente supe que sería mi cirujano elegido.
Dicen que es muy importante elegir bien a tu cirujano, y que debe ser una persona que te inspire confianza y tranquilidad, puesto que de eso dependerá el éxito de los resultados.
Así empezó mi travesía por este pequeño capítulo de mi vida. Operación, post operatorio, dolor y recuperación. Todo iba de maravilla, disfrutaba mucho mis chequeos médicos pues mi doctor era el mejor y además siempre sabía cómo sacarme una sonrisa con sus ocurrencias y su buena vibra. Debo confesar que mi doctor alguna vez formó parte de mis secretas fantasías.
Hasta que llegó el día “D”. Había postergado bastante mi chequeo por motivos de viaje, por mucho trabajo en la oficina y poco tiempo para ir a la consulta, y hasta por mera flojera de tener que esperar entre las pacientes a que llegara mi turno. Pero ese día no pude evitar que el destino me hiciera cómplice de sus caprichos. Llegué a la consulta con mucha prisa y sin ánimos de esperar demasiado porque tenía una cita posterior con una amiga argentina que me estaba esperando.
Recuerdo que me acerqué a la enfermera y le pregunté si podía regresar otro día, y ella me hizo el favor de apresurar mi turno para que no perdiera por enésima vez la cita.
- Pasa, ponte esta bata y espera al doctor - me dijo en tono bastante bajo para que no se percataran las otras pacientes.
Estuve esperando casi 15 minutos a que el doctor se desocupara, así que aproveche para despedirme por celular de mis hermanos que se iban de vacaciones a Europa.
Y ahí estaba, hablando por celular muy plácidamente y con la bata puesta recostada en la camilla, cuando de pronto entró mi doctor y con voz fuerte me soltó uno de los primeros coqueteos de la noche. No puedo olvidar esos ojos y la forma como me miró aquella noche.
- Estás preciosa – me dijo. Te quedaron muy bien.
Me miró a los ojos y me dijo que al parecer todo estaba bien. Luego me dijo algo que yo no me esperaba y menos ahí tendida y con las hormonas a mil a punto de estallar.
- ¿Cuándo tu enamorado te masajea los senos y te besa los pezones qué sientes?
- Pues no tengo enamorado – dije casi de inmediato.
Me sentía ya cómplice de sus caprichos y era inevitable. El roce de sus dedos sobre mi aureola rosácea con las puntas ya erectas producto de los escalofríos que sus caricias producían sobre mi cuerpo tendido, sus manos acariciando todo mi seno y su mirada intentando penetrar todo mi ser. Estaba destinada a seguir con su juego.
- ¿Pues podríamos intentarlo a ver que sientes? – me dijo
- ¿Intentarlo?- le pregunté aunque sabía perfectamente a qué se refería.
- Podría besarlos a ver qué sensación experimentas. – afirmó.
No había terminado ni de pronunciar la frase, cuando sentí el calor de los labios de mi doctor mojando mi pezón derecho y su lengua jugueteando mientras comenzaba a succionar cada vez con más intensidad. Luego, como en un ritual, paso a hacer lo mismo con el izquierdo, todo tan lenta y deliciosamente que para mí era la gloria completa. Yo sólo atiné a cerrar mis ojos dejándome embargar por ese estado de excitación continuo que me estaba provocando. Cuando menos lo esperaba sentí sus labios rozando los míos y su lengua había invadido ya mi boca. Eran los besos mas apetitosos y jugosos que había sentido en mi vida, sus manos acariciando mis senos, mi corazón latiendo a mil, estaba completamente húmeda y deseándolo todo.
Empecé a temblar, no podía creer lo que estaba sucediendo y tuve que parar. El doctor, con una actitud de lo más natural y pícara, caminó hacia su escritorio, cogió una libreta de notas y apuntó mi número de celular y me dijo:
- Te daré una cita para la próxima semana, para realizarte tu siguiente chequeo.
No he regresado aún a mi próxima cita, sigo postergándola en busca de alguna señal del universo que me indique que debo hacer. Sólo puedo decir que es una de las pocas fantasías que he cumplido, que se han hecho realidad y no sé qué hubiera pasado si no tomaba el control de la situación.
Por otro lado, la ética profesional de mi querido doctor ha caído lo más bajo que se puede esperar. No podría recomendarlo a ninguna amiga ni enemiga. Qué pasará por la mente de este hombre que se juega su profesión por una simple calentura. Qué pasará con las otras pacientes. Qué pasará con sus otros instintos. Me pasó a mí, y no puedo negar que lo disfruté muchísimo. Pero también soy consciente que no es normal que estas cosas sucedan. Y creo que no todas lo hubieran disfrutado. Porque las fantasías deberían ser sólo eso ¿No Pat?, simples fantasías alejadas de toda realidad.
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Excelente artículo. Saludos desde Colombia, y ojalá algún día pueda volver a verte. Sea en Bizarro, en la luna de aquella noche, el 29 de febrero o solo en mis fantasías más descabelladas. Leo.
ResponderEliminarGracias Leo! Hasta nuestro próximo encuentro cuando el destino caprichoso así lo desee. Besos. Pat.
ResponderEliminarTe quedo super este blog....talento tienes Silveria... A ver cuando te animas a escribir de tu aficion x los caballos y de tu guru violinista jajjaja tqm
ResponderEliminarjajaja pronto Candy Bu... muy pronto :) Besitos!
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