De sueños y pesadillas

Hoy desperté con una sensación de esperanza. Sentí que me era posible mirar hacia adelante sin cargar con el peso del pasado. Sentí que tenía motivos suficientes para sonreír. Sentí unas ganas inmensas de abrazar a mi padre, y tuve la suerte de poder hacerlo cuando fue a saludarme por la mañana.
Estoy despertando de un sueño que se volvió pesadilla, estoy tratando de comprender ciertas acciones y asimilando otras, estoy intentando no juzgar sino comprender, estoy intentando no odiar sino perdonar. Estoy intentando vivir y no sobrevivir.
La vida es sueño, como escribió Calderón de la Barca. Y algunos sueños se vuelven pesadillas. Pero la mejor parte de las pesadillas, es que cuando despiertas se terminan. Pero ten cuidado. Si no estás bien despierto, te vuelves a dormir y puedes seguir soñando con la continuación de la pesadilla. Y eso, definitivamente a nadie le gusta. Despierta por completo, analiza y haz una retrospección de lo que has vivido, detecta en qué fallaste, qué es lo que omitiste y qué pudiste hacer que no hiciste. Aprender de los errores es mucho mejor que volver a cometerlos. Pensar en tus acciones te abre un universo nuevo de respuestas y salidas.
Intento no cometer los mismos errores del pasado. Lo bueno es, que siempre estarán mis amigas para recordármelo, por si en alguno de esos “días grises” mi mente intenta jugarme una mala pasada.

Dedicado a todas esas personas que en algún momento de mi vida fueron parte de mis sueños y pesadillas. Porque ahora que estoy despierta, me doy cuenta que fueron sólo eso, simples sueños o pesadillas, muy distantes de la realidad… afortunadamente.  J

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