Cuando el pasado ronda dos veces...
Me
topé con mi pasado hace ya unos cuantos meses. Nadie lo buscó, nadie lo planeó,
sólo sucedió. Algunos dicen que recordar es volver a vivir, yo prefiero volver
a vivir, siempre que se pueda, y no
solamente optar por recordar.
Este
capítulo de la historia tenía nombre y apellido, el cual no mencionaré para
evitar infartos repentinos, ni cargos de conciencia posteriores. Tranquilo, tu
nombre está seguro conmigo, siempre lo estuvo, lo sabes.
Mi
pasado mencionó algo como: "estoy esperando a que escribas sobre mi",
a lo que ipso facto pensé: "Este güey se cayó, y de cabeza". Luego de
cierto tiempo y sin pensarlo demasiado heme aquí escribiendo, y justamente de
ti.
Se
dice que las cosas repentinas se disfrutan mejor y en eso estoy completamente
de acuerdo, yo no soy del todo experta haciendo planes, es un hecho. Sólo puedo
afirmar en mi defensa que no fue calculado, ni pautado, sólo vivido y
completamente irreal.
Fue
una de aquellas noches en que el universo se empeña en juntar dos senderos
paralelos que ni en sueños se imaginan cruzar. Y fue así como nos vimos, tan
iguales y tan distintos de lo que pensamos encontrar.
Tú con la misma alegría y esa facilidad para
hacerme sonreír, yo con la misma apatía y aquella imagen de chica mala que
tanto me gustaba interpretar.
Tantos
recuerdos traídos al presente, cuánta naturalidad en nuestro hablar; por un
momento fue como si no hubieran pasado los años, pero luego enfrentábamos a la
realidad.
Fue
una noche bonita, fue una noche peculiar, contándonos nuestras vidas y
fingiendo disfrutar.
Hay
un cariño sincero mi querido pasado, mi gran amigo presente y no quiero
despedirme sin escribir estas pocas líneas de aquella noche candente.
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