Desvaríos del inefable mundo interno
Anoche experimenté algo muy parecido al desvelo. Me encontré a mi misma enredando mi cuerpo entre las sábanas rojas de mi cama mientras intentaba conciliar el sueño, que parecía haberse esfumado a un lugar muy lejano, debido al incremento descomunal de calor acumulado en mi habitación. Es extraño que una persona como yo, que suele dormir casi siempre como marmota con el simple roce de mi cabeza contra la almohada y con la inigualable facilidad de perderse en las profundidades del dulce letargo al encuentro del leal Morfeo; tuviera problemas para conciliar el sueño en esta inusual noche. Un sinfín de pensamientos cruzaban por mi mente alejando en todo momento el tan anhelado descanso. Dicen que los pensamientos nocturnos son más dramáticos que la propia realidad, y creo que es verdad. Mientras divagaba en las profundidades de mi inefable mundo interno, me topé con uno que otro concepto camuflado bajo la apariencia de un razonamiento saludable, que hizo que me erizara la piel, debid...