Desvaríos del inefable mundo interno


Anoche experimenté algo muy parecido al desvelo. Me encontré a mi misma enredando mi cuerpo entre las sábanas rojas de mi cama mientras intentaba conciliar el sueño, que parecía haberse esfumado a un lugar muy lejano, debido al incremento descomunal de calor acumulado en mi habitación. Es extraño que una persona como yo, que suele dormir casi siempre como marmota con el simple roce de mi cabeza contra la almohada y con la inigualable facilidad de perderse en las profundidades del dulce letargo al encuentro del leal Morfeo; tuviera problemas para conciliar el sueño en esta inusual noche.

Un sinfín de pensamientos cruzaban por mi mente alejando en todo momento el tan anhelado descanso. Dicen que los pensamientos nocturnos son más dramáticos que la propia realidad, y creo que es verdad. Mientras divagaba en las profundidades de mi inefable mundo interno, me topé con uno que otro concepto camuflado bajo la apariencia de un razonamiento saludable, que hizo que me erizara la piel, debido a la repentina angustia que iba experimentando al darme cuenta de ciertas cosas antes ignoradas, quizás olvidadas de manera deliberada.

Y ahí estaba yo, presa de mis propios miedos, arraigados paulatinamente desde mi infancia, que emergían súbitamente cual tormenta en un día soleado. Miles de dudas transitaban por aquel desierto en el que se había convertido mi entendimiento esta noche. Me veía como una criatura diferente a lo que solía ser, debatiendo entre mis ideales y mis más profundos prejuicios.

¿Por qué lo que hasta hace unas horas me había parecido tan normal se tornaba ahora en algo completamente lleno de incertidumbre? ¿Qué otras ideas albergaba de manera inconsciente mi mente? ¿Cuántos prejuicios estaba almacenando sin darme cuenta y cómo lograría combatirlos si estaban instalándose en todo mi ser sin poder si quiera impedirlo? Los pensamientos fluían con mayor rapidez inundando mi raciocinio, era imposible controlarlos, me encontraba presa de mi propio juicio.

Me sentía cada vez más pequeña y las ideas aplastaban mi alma visceral, era una persona diferente a la que creía ser y estaba completamente rota. La imagen que tenía de mi misma hasta ese momento, había sido una careta para sobrellevar el mundo; la realidad era otra y me gritaba en la cara lo superficial y vacía que era mi esencia. No podía creer cómo un alma negra como la que parecía ser la mía, había intentado vivir todo este tiempo de manera totalmente diferente a su propia naturaleza. Mis padres habían intentado frenar mi instinto destructivo, pero éste se había mantenido inerte durante todo este tiempo hasta hoy, que se restablecía nuevamente reclamando la supremacía de este cuerpo. Miraba mi imagen frente al espejo y no me encontraba, en su lugar había aparecido un ser despreciable que se burlaba de lo poco que quedaba de mí. Tenía miedo hasta de moverme, no sabía si respondería la bestia o yo.  El cuerpo, que hasta hace unos minutos contenía todo mi espíritu, había desparecido y en su lugar se encontraba otra forma de vida muy diferente a un ser humano. Me negaba rotundamente a aceptar semejante destino, no terminaba de comprender qué estaba sucediéndome… Grité con todas mis fuerzas desde las profundidades de mi voluntad, y abrí los ojos.

Ahí estaba yo nuevamente, había vuelto: el mismo cuerpo y la misma alma, completamente bañada en sudor y lágrimas, vestigios de una noche que pareció ser eterna. Nada era real, todo fue un sueño, soy yo nuevamente, pero mucho más fuerte que el día anterior. Me siento mejor que nunca, vuelvo a mirarme al espejo y me reconozco, soy la misma de siempre, dulcemente imperfecta y maravillosamente real.

Veo el sol entrar por mi ventana e iluminar el portarretratos de mi mesa de noche, la imagen de mi madre me mira fijamente y me recuerda una vez más quien soy realmente. Todo fue un mal sueño, es ya de día… y este día promete ser espectacular!!!

Comentarios

Entradas populares de este blog

A veces...

Transitando por los rincones de mi alocada mente...

Confesiones...