Delirios nocturnos
Y no lograba comprender esa extraña y casi mágica conexión que surgía entre aquellos dos cuerpos que al unirse estallaban en un mar de emociones carnales y al mismo tiempo celestiales. Podían pasar mucho tiempo alejados el uno del otro, pero cuando volvían a encontrarse y se reconectaban, las almas se entrelazaban en una dimensión suprema. Así eran ellos, que sin saberlo siquiera, cada poro de sus cuerpos estaba conectado al del otro vibrando juntos. ¿Podían separarse? Claro que podían, pero con el pasar del tiempo sus mismos cuerpos eran atraídos entre sí como una especie de imán, que al alejarlos mediante fuerzas externas y soltarlos se juntan nuevamente, para completar la tan ansiada fusión. La Tierra necesitaba de aquella energía colosal producida en cada encuentro para neutralizar la infección que la humanidad le estaba causando. No podía interferir en intentar juntarlos de forma definitiva, porque todo eso iba en contra de los designios Supremos, pero se encargab...