El Anillo del Poder
La intención de la publicación es netamente narrativa, está basada en hechos ficticios, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Lo siento chicas.
Este
post no es acerca de la continuación de
la Saga El Señor de los Anillos. Tampoco trata de alguna especie de joya
maravillosa capaz de conceder los más increíbles deseos, aunque para algunas mujeres
podría significar algo parecido.
¿Pueden
imaginar a una chica a la que acaban de pedir en matrimonio rodeada de sus
amigas contándoles los pormenores del maravilloso suceso histórico ocurrido, y
la cara de alguna de ellas retorciéndose de envidia porque lleva 6 años con el
novio y su obsesiva-ansiada boda brilla por la ausencia? O muy posiblemente los celos de alguna otra
que tiene recién 3 meses con el novio o enamorado (para mi da lo mismo la palabra)
y está atravesando aquella peligrosa etapa en la que anda en busca del “preciado
anillo de compromiso”, el cual anhela exhibir como brillante premio porque
quiere casarse con quién sea, dónde sea y cómo sea.
Es
tan común observar cuán importante suele ser para algunas mujeres lograr “El Objetivo”.
Que
a la larga les resulte bien o no les tiene sin cuidado, la meta es conseguir “el
Novio con el respectivo anillo de poder, y por ende el Matrimonio”.
Cabe
destacar que no siempre un anillo de compromiso es sinónimo de matrimonio, pero
qué más da cuando la intención es lo que vale, suelen pensar. Esta fase de desesperación-obsesión-angustia
puede ser muy peligrosa al momento de la elección.
¿Pero
qué es lo que impulsa a algunas mujeres a pasar de la ilusión a la obsesión por
casarse? Para empezar el factor social juega un rol determinante; lo que se nos
transmite como cultura es la idea de que para que una mujer se sienta “completa”
debe casarse y tener hijos. Aquí es donde aparece la presión social con las
típicas frases “se le va el tren” o “terminará vistiendo santos”, lo que provoca
una explosión interna en la mujer con el efecto “me quiero casar con lo primero
que se me cruce por el camino"; no importa lo mal vestido que vaya o si tiene que hacerse cargo de los gastos completos de la boda, no interesa si tiene que mantenerlo o deba soportarlo por el tresto de su vida, la finalidad es casarse.
Por
otro lado está la tan querida y comprensiva familia con sus aplastantes juicios
acerca de la temida soltería. Sus típicos comentarios de “cuándo me darás un
nieto”, “quiero un sobrinito” o “ya deberías sentar cabeza”; no importa si para
ello, tienen que amarrarse con el primer pseudo-prototipo que encuentren.
¿Es
acaso el matrimonio sinónimo de felicidad o de estabilidad? Creo que para
casarse no debe existir una edad determinada. No se trata de edades sino de
estar preparados y cada individuo maneja de forma diferente las situaciones que
le acontecen. Si mal no recuerdo, cuando tenía 15 años soñaba con casarme a los
25. Cuando cumplí esa edad me di cuenta que no lo deseaba y no tenía la menor
intención de hacerlo. No necesito un “anillo de poder” para sentirme poderosa,
ni requiero de alguien para estar completa. Me gusta disfrutar de la vida y de
todo lo que me tenga preparado en el futuro, sin obsesiones ni relojes en contra.
Finalmente,
cabe destacar que no todas las mujeres están obsesionadas con casarse, ni todos
los hombres le “temen al compromiso”, como se cree.
Tresto?
ResponderEliminarLas mujeres se Criaron jugando a las.barbies desde niñas, con la.idea de jugar a la casita, sus madres les enseñan a cocinar, la.sociedad les impone presión, Entre mujeres solo se.hablan de chicos, vestidos y quien se casó con quien...
ResponderEliminarCómo va a ser la mujer reprogrmada a creer ser feliz siendo soltera?