Entre dos mundos...


Ella despertó nuevamente al mundo luego de poco más de un mes de profunda vacuidad interna. Los sentimientos y las sensaciones comunes a cualquier ser humano habían desaparecido de su cuerpo y mente por ese lapso de tiempo hasta ese preciso instante, en que retornaban inundando nuevamente todo su ser cual caballos salvajes.

No se podía explicar a si misma lo sucedido durante aquel periodo de tiempo, todo lo experimentado había sido netamente instintivo, no cabía ni un ápice de raciocinio en aquel comportamiento animal del cual había sido presa.  Irónica la forma de percibir su reciente pasado dado que la diversión experimentada fue mucho mayor de lo que hubiera podido si quiera imaginar; sin embargo en este peculiar día, aquella extraña sensación de culpabilidad estaba terminando por saturar su cuerpo y mente trayendo consigo la más completa desazón.

Durante esa tarde, se encontraba recostada sobre la hamaca observando el sunset, uno de los muchos que había visto semanas antes sin percatarse siquiera de la hermosura del paisaje. Pero esta vez era diferente, eran los mismos ojos que miraban sin embargo era  otra la persona que sentía.
Se preguntó por un instante si al retroceder el tiempo, ¿los resultados habrían sido los mismos?, ¿si volvería a elegir los senderos dulcemente pedregosos que había recorrido?; y una voz emergente desde las profundidades de su conciencia le respondió lo que ella pretendía por todos los medios negar: “Nada hubiera cambiado mi princesa”.

Se encontraba tan embriagada por esa letal sensación que no hubiera podido si quiera resistirse al placer que le brindaba. Tenía que probarla, debía extasiarse con todo ese gozo para luego despertar y comprender finalmente lo que en verdad buscaba. ¿Estaba dispuesta a deambular sin rumbo a través de las profundidades de aquel cautivador delirio, o tenía la fuerza suficiente como para despertar y actuar?

 En ese preciso instante una chispa divina la iluminó y ella tomó una decisión, haciendo  una ferviente promesa. Pero como la vida misma es una especie de ruleta rusa donde todo es incierto y el destino suele burlarse siempre de los personajes de la historias, nunca más se volvió a saber de ella. Desapareció del submundo en el cual se había sumergido pero tampoco se le vio transitar por el camino ideal que se había trazado. Nadie podría precisar realmente con certeza si nuestra protagonista pudo finalmente encontrar el tan anhelado equilibrio en este universo lleno de dualidades extremas.


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