Hoy un lunes cualquiera... Pero no.

Lunes, enséñame a quererte



Este podría ser un Lunes cualquiera, atiborrado de trabajo con miles de correos que quedaron pendientes del fin de semana y con una dosis extra de cafeína para sobrevivir al primer día laboral de la semana, pero no lo es, al menos no para mí. Es un Lunes de aceptación total donde decido abrazarme a mí misma a pesar de todos mis errores y en el que finalmente comienzo a dejar de lado la culpa para pasar a reconocer que no soy perfecta y no tengo por qué serlo. Que puedo cometer disparates, sí miles, pero que no me convertiré en mi propio verdugo.

Esta es mi forma de catarsis emocional, escribo como terapia personal, escribo para liberar, escribo para inmortalizar momentos que no debo olvidar. Y finalmente, escribo para “mapear” los errores que no me puedo dar el lujo de volver a cometer y que no quiero ni debo borrar porque de lo contrario habría borrado también el aprendizaje, esa valiosa información que obtienes de las experiencias con todas las equivocaciones incluidas.

Me enseñaron a celebrar sólo los logros y olvidaron decirme que en los desaciertos también hay una enseñanza valiosa. A veces, cuando nos fallamos a nosotros mismos, podemos llegar a ser los peores auto-torturadores de la historia, podemos disculpar el error en otra persona pero cuando se trata de nosotros llegamos a ser muy severos. Nos juzgamos en demasía, nos criticamos fuertemente y en lugar de avanzar entramos en una especie de bucle martirizador que nos inmoviliza. Hoy quiero dejar de hacerlo, hoy Lunes no quiero que sea uno cualquiera.

Sí, debo confesar que la he cagado con todas sus letras, pero tengo dos opciones: O avanzo o me quedo sintiendo lástima de mi misma. No hay una tercera opción, no se puede borrar el pasado aunque algunas veces me seduzca la idea de hacerlo. Hoy decido volver a tomar las riendas de mi novelesca vida, darle vuelta a la página y apuntar hacia adelante. Hoy me quiero dedicar a ser feliz porque la vida es corta y no quiero perder el tiempo en lamentaciones absurdas. No somos nuestros errores, somos mucho más que eso. Somos fuertes, valientes, poderosos y a la vez tan humanos.

Hoy me contemplo en el espejo y me vuelvo a reconocer, me rescato, me perdono y me abrazo. Me libero de ataduras y vuelvo a ser yo sin culpas. Y el día de hoy, un lunes cualquiera, te invito a ponerte unos segundos frente al espejo, obsérvate y reconoce tu esencia, perdónate si es que tienes que hacerlo y acéptate con todo el paquete que puedas llevar incluido. Hoy es un día para brillar en todas sus formas. Hoy puede convertirse en un día mágico, sólo si tú así lo deseas.



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