La Confianza
¿Confías realmente en los demás?
"Confianza",
una palabra que todos conocemos pero que ante determinadas circunstancias nos
resulta difícil poner en manos de alguien más.
Ayer durante mis clases de teatro pusimos en práctica un ejercicio de confianza
llamado "El Lazarillo" donde debes cerrar completamente los ojos y
dejarte guiar por el compañero hacia donde él quiera llevarte, vivir la
experiencia sin usar el sentido de la vista y simplemente "confiar". Sí,
confiar en que alguien más dirija tus pasos y evite que tropieces o caigas,
poner tu seguridad en manos de otra persona bajando y subiendo escaleras sin
ver absolutamente nada y aún así sentirte seguro, sin miedos. ¡Tarea titánica!
Hace unos cuantos años ya había experimentado está dinámica, pero en aquella
época me resultaba muy difícil confiar en la gente y como resultado de ello la
pasé fatal. La sensación de inseguridad me paralizaba y la necesidad de
controlar mis pasos y de no poder ver el camino por donde me iban llevando, me
frustraban.
En esta ocasión, sin embargo, fue diferente. Se convirtió en un juego agradable que le dio brillo a mi día. Al principio las sensaciones eran extrañas porque la oscuridad te inmoviliza, todo lo conocido
desaparece y se vuelve incierto; y es precisamente aquí cuando se abre un espacio al
descubrimiento. El camino que antes parecía igual a todos ahora se torna nuevo e interesante,
el oído se agudiza y las voces de las personas te atrapan e invaden tu mente,
empiezas a disfrutar de los otros sentidos porque ya no tienes a tus ojos
distrayéndote. Tu sentido del olfato emerge desde las profundidades en donde
antes parecía adormecido y los olores que pasaban desapercibidos se amplifican
haciéndote imaginar todo tipo de situaciones.
Recorrí Larcomar con los ojos cerrados, caminé a ciegas confiando
enteramente en mi compañero, él fue mis ojos y mi guía, me entregué por
completo a la experiencia. Pude sentir el aire fresco en mi rostro, el sonido
del mar a lo lejos, la bulla de las personas maximizada, las risas, los llantos
de niños, la música, toqué plantas y texturas, imaginé un mundo que no estaba y
disfruté sin temor, me dejé llevar y pude sentir plenamente.
Llegué a casa extasiada y me quedé pensando en
el poder que ejerce la confianza, y en la forma cómo puede llegar a convertirse
así, en un factor clave en todos los aspectos de nuestras vidas; lo cual me
llevó a escribir y escribir para plasmar ideas y así evitar que la experiencia
se desvaneciera con el tiempo. El mismo experimento en dos momentos diferentes
de mi vida se bifurcó en el infierno y el cielo, la primera frustrante y la
segunda gratificante.
¿Qué lo hizo diferente? La confianza. Yo decidí confiar, entregarme por
completo al momento para vivirlo plenamente. Se puede deducir de esto que, en la medida en cómo afrontemos
una situación dependerán los resultados de la misma. Pude haber sentido pánico
como me sucedió en la última ocasión y la hubiese pasado fatal; y sin embargo, me provocó fluir sin
temor, conectarme con mi compañero y soltar el control por un momento. Fue una
decisión acertada que cambió por completo el resultado.
Finalmente, está en uno
mismo decidir cómo quiere vivir su vida: paralizado y lleno de miedos o abrazando la
vida y confiando en que todo lo que viene será parte de un aprendizaje. Prefiero optar por
lo segundo y si al final no sale bien, pues supongo que ya se verá...
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