Mi oscuridad
Mi oscuridad...
Durante mi viaje terrenal encuentro almas tan dañadas como
la mía, llenas de sufrimiento e inseguridades, y me veo seducida por su frecuencia o energía, es como si la poca razón que me queda y me alerta, se me escapara a través de los dedos como
arena expuesta al viento. Soy consciente de que debería salir corriendo para evitar
sufrimientos futuros que definitivamente llegarán, pero no lo hago. Me quedo y
me auto-engaño, diciéndome a mí misma que solo es temporal pero no lo es. Llego
a desarrollar lazos emocionales con esas personas, que desde un principio sabía
que serían problemáticas, y de las cuales me cuesta separarme.
Y es que debo reconocer que soy adicta a la emociones, es
una especie de escape para soportar la monotonía en la que se ha convertido mi
vida. Una búsqueda constante de emociones de todo tipo, no necesariamente saludables,
que me permiten sobrevivir al hastío y la rutina de mi existencia. Y así ando
por la vida, poniéndome metas irreales que no logro cumplir y escapando a la
siguiente aventura desastrosa para olvidar, o al menos adormecer, esa incómoda
sensación de vacío interno que me embarga luego de mucho tiempo de soportar, haciendo las cosas que son socialmente correctas y aceptadas.
Y aquí estoy, repitiendo los mismos patrones, una y otra
vez, entre perdida en la nada y a punto de encontrarme por momentos fugaces,
que se desvanecen tras el siguiente escape por el cual mi niño interior es seducido
y arrastrado.
Y aquí estoy, dándome cuenta de que el escape actual es
absurdo, burdo, complicado, falso e irreal, una ilusión creada una vez más por mí
misma para soportar ese incómodo momento de soledad, esa especie de adrenalina
adictiva y dañina que te adormece para no sentir dolor. ¿Y hasta cuándo? Hasta
que comprenda que no hay más, que esto es la vida y abrace ese dolor, mi dolor.
¡Pero qué difícil y qué sencillo a la vez! ¡Qué complicado y qué absurdo!
Y de pronto, aparece algo o alguien como traído por una especie
de hechizo mágico, en el momento menos pensado pero en el momento perfecto, e
ilumina sin querer tus sombras para despertarte y hacerte mirar hacia otro lugar, y descubrir
que aún hay sombras pero también espacios luminosos a los que puedes moverte, respirar y refugiarte. Porque
de esto se trata la vida, está llena de vacíos, miedos e imperfecciones pero
también es magníficamente cambiante, impredecible y reconfortante algunas veces.
Y aquí voy de nuevo, con los mismos miedos, los mismos
defectos y las mismas ganas, en búsqueda de mi próxima batalla interna
intentando avanzar en este viaje terrenal al que yo le llamo vida, mi vida.
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