Crónica de un contagio anunciado

Y así inició...

Todo empezó aquella madrugada que parecía eterna, con la confusión y la desesperación de alguien que sabe que algo anda mal. Había venido ingiriendo ‘comida chatarra’ por varios días y lo primero que se le vino a la mente fue que estaba siendo víctima de una terrible infección estomacal, producto de tanta ‘porquería’ que había estado comiendo. “Deben de ser las pizzas triple queso que devoré esta semana”, pensó.

Nuestro personaje se llama… Esta es la historia de… En este punto voy a abstenerme de decir su nombre y si en algún momento él mismo quiere tomar protagonismo, ya se las ingeniará para lograrlo, pues siempre lo hace. Le llamaremos simplemente ‘Plucky’, porque me recuerda al joven pato verde, hiperactivo, extravagante y egocéntrico, de los “Tiny toons” (Sí, egocéntrico en subrayado y con cariño).

Plucky se movía dentro de la ‘nueva normalidad’ con total confianza, con el ímpetu de un joven que se siente inmune a cualquier tipo de contagio. Había salido negativo en varias pruebas de antígenos realizadas en su trabajo y se consideraba una persona saludable y fuerte. Incluso se había aventurado a viajar al extranjero y se había ganado varios detractores en sus redes sociales al mostrar en sus historias una realidad donde muy poca gente se cuidaba, y que contrastaba con la cruda y terrible situación que se vivía en las clínicas y hospitales peruanos.

Y así había andado, pensando que ya tenía anticuerpos y que, si llegaba a contagiarse, no le tocaría tan fuerte. Y disfrutó, y fue feliz… Hasta aquella madrugada en que empezaron los síntomas: Náuseas, fiebre, escalofríos y un insoportable dolor de cabeza que se concentraba en la parte de los ojos. “En aquel momento, ni siquiera se me pasó por la mente que podía ser Covid”, cuenta Plucky, mientras lo veo recostado en su cama, a través de la pantalla de zoom, aún cansado, pálido y con dolor en el cuerpo.

Ese fue el momento en que inició su calvario, llegó a la Clínica “Internacional” donde no lo pudieron atender por falta de personal médico y le ‘sugirieron’ que regresara al día siguiente a las 8:00 de la mañana. Plucky estaba en problemas y, así adolorido como andaba, no tuvo más remedio que volver a la hora indicada. Se demoraron varias horas en atenderlo y finalmente, le hicieron la tan ansiada prueba molecular, acto seguido, procedieron a entregarle su ‘Kit Covid-19’. “En caso de presentar fiebre, el protocolo indica que se debe tratar como un Caso Covid”, nos cuenta, medio enfurecido y frustrado por el trato recibido en aquella clínica.

Sin embargo, su prueba salió “Negativa” y los síntomas iban en aumento, sumándose a la lista: la pérdida del gusto y el incremento de las náuseas. “Tengo que aclarar que nunca perdí el olfato, yo diría que hasta se me agudizó porque los olores fuertes acrecentaban mis náuseas y me pasaba horas vomitando en el baño”, recuerda Plucky, con una sensación de malestar que se le percibe en el rostro.

Con su prueba “Negativa” en mano y con los síntomas multiplicados regresó a la clínica en busca de respuestas, sin embargo, no obtuvo ningún diagnóstico exacto. A esas alturas, Plucky desconfiaba de todo y de todos, y decidió cambiar de clínica. Se dirigió a la “Good Hope”, aferrándose al resultado negativo que traía en su mano, y allí se dedicaron a estabilizarlo con suero y algunas inyecciones para luego enviarlo a casa. Los días pasaban y su desesperación crecía porque no sentía mejoría, así que decidió probar con una tercera clínica, la “Delgado” (cabe resaltar que tuvo que romper su ‘chanchito’ porque esta clínica no estaba incluida dentro de su plan de seguro contratado), ahí le tomaron nuevos exámenes y finalmente, obtuvo el resultado de Covid Positivo.

Coronavirus (COVID-19)

La odisea de Plucky ha sido una moraleja para él mismo. “La última vez que regresé a emergencias fue fatal, estuve casi al borde del desmayo, me desmoroné y lloré delante de la doctora quien me calmaba diciéndome que yo era fuerte, pero en ese momento yo ya no me sentía fuerte”, recuerda Plucky. Afortunadamente, sus placas salieron bien, sus pulmones estaban perfectos y no había hecho neumonía.

Ahora sólo le queda esperar el proceso y sobrellevar los dolores y el impacto psicológico que le ha causado. Ha experimentado una especie de despersonalización, ha bajado 8 kilos, tiene insomnio, las nauseas continúan y el cansancio y dolor de cuerpo lo acompañan durante todo el día.

Por fortuna, Plucky no vive con ningún familiar mayor, ni persona de riesgo a los pudiera haber contagiado; gracias al cielo no necesitó de ningún tipo de respirador, ni de una cama de hospital. Sin embargo, afirma: “Es lo peor que me puede haber pasado en la vida. Pensé que a mí nunca me tocaría, hasta ahorita me siento medio ‘turuleco’, es muy feo”.

Plucky, persona joven, saludable y fuerte, se descuidó y la pasó fatal. Hoy es consciente de que debió cuidarse y no bajar la guardia. Todos los cuerpos reaccionan de manera diferente y no sabes cómo responderá el tuyo, entonces, ¿Para qué arriesgarse? Hay que darle la importancia que merece al uso de la mascarilla, no descuidar el distanciamiento social, el lavado de manos y todas las medidas necesarias para evitar la propagación de la enfermedad, juntos yo creo que, ¡¡¡Sí podemos!!!

La historia de Plucky es nada en comparación con otros desgarradores casos y las muchas muertes que ha traído este virus a lo largo de todo este tiempo, sin embargo, es una narración más, dentro de las miles que surgen cada día, anhelando ser contada desde el punto de vista de su protagonista.

Y si por ahí, aún hay alguien que no tiene la más mínima idea de quién es Plucky, pues para muestra, una imagen.

Plucky - Lonney Tonnes
Plucky - Tinny Toons

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